La plaza decorada por desolacion
si contariamos tus huesos estaria invadida
solo con subi-bajas , hamacas como cohetes al cielo
y ese banco vencido por sentadas archivadas en sus maderas
El quejoso ruido, oxidado, remarca la vejez
arboles de reojo observan al viento
revoltosas hojas emulan a pequeños exaltados
te acompaña el caparazón del cielo
el olor poetico se mimetiza a diario
Finaliza el polvo de la tiza , sus cenizas en tus dedos
animo subsuelo y de un silbido a otro mi vida es perfecta
hasta engaño a mis pestañas para que el mundo
se vista de maravilloso , brilloso y sin hachaques
Mucha misma mueca ante tan mezquina expresion
una buena ducha fria despabila a cualquier sueño
asi no reconoces que rostro te ilustra cuando amaneces
el espanto puede casuarte espasmo
dificil sera respirar ...
Tú diriges.
Hace 6 años.
2 comentarios:
El caparazón del cielo; hermosa imagen un cielo que protege, pero un cielo que limita...
Y a veces uno es proclive al autoengaño, a esas inyecciones de optimismo desmedido (que a veces hacen falta), por eso lo leo y lo veo: "asi no reconoces que rostro te ilustra cuando amaneces"
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